¿Todos contra todos?
2010 y 2012 ¿y Díos?
Por José Luis Loyo Ochoa
Veracruz, Ver. MX. Columnas Atrás expusimos a ustedes una anécdota que nos ocurrió hace ya algunos años, cuando el hoy señor gobernador fungía en un puesto relevante en Bucarely #99, o sea en la Secretaría de Gobernación, aquella ocasión coincidimos en el céntrico café punto de reunión política porteña, ya algunas personas nos habían pedido a manera de favor el que les ayudáramos para resolver una problema que tenía ingerencia con esa secretaría, de ahí que nos acercamos al amigo Fidel para solicitar en aras de dar ayuda a esa gente. Y bien, las palabras de aquel entonces de nuestro amigo Fidel fueron en el sentido de que siempre pedíamos para otros, aduciéndonos que cuando habríamos de pedir un favor en lo personal, o sea para éste servidor.
La respuesta que le dimos al amigo fue; Fidel, el día que yo tenga necesidad de pedir un favor para mi, júralo que no habrá quien me lo haga (palabras más, palabras menos), los tiempos nos dan la razón, es más sencillo el pedir cobija para tapar a otros que el pedirla para taparnos nosotros mismos, es una ley inquebrantable de nuestra naturaleza humana, incluso cuando al servir lo hacemos a quienes no saben lo que significa corresponder los favores se pierden cual si fuera una obligación de quien los hace hacia quien los recibe..
Los argumentos para evadir el proporcionar la ayuda pedida son muchos, y sin dudar los mismos tienen la validez que les da quien los expone, la ruleta o rueda de la fortuna que nos jugamos cuando estamos en el quehacer político nos hace ser parte del mismo juego y, queramos o no, nos enfrentamos a los dilemas que conlleva el verse obligados a pedir por alguna necesidad propia y no para extraños, cuando de extraños se trata la negativa es absorbida sin el mismo sentimiento de desprecio que cuando se trata de nosotros.
Todo ello viene a colación y repetición porque nos encontramos con un colega que nos dijo cuan desilusionado estaba con el sistema político, nuestra respuesta fue la parábola que hoy exponemos a manera de pensamiento del día, y así se lo hicimos saber al amigo en cuestión, así mismo le expresamos que ese tipo de situaciones son recurrentes entre la grey política, que no debe de extrañarle encontrarse en ese tipo de situaciones, cuando el político solicita de una pluma un favor, lo hace en la creencia que es una obligación, y cuando la necesidad es a la inversa se vuelve para el político un lastre, una molestia que le obliga ha rechazar cual si fuera un mosquito impertinente.
Afortunadamente para quienes vivimos en y de los medios de comunicación, cuando las tintas se acaban se renuevan y listo, seguimos escribiendo o hablando, en cambio para el político, cuando su ciclo termina empieza su viacrucis, de tal forma que, fingiendo sufrir amnesia habrá de volver a solicitarle nuevamente el favor a aquel que ayer, luego de ser atendido por él, le brindó como pago el desprecio y el desaire, son historias repetitivas a las que nadie de los que estamos en éstos medios escapamos, todos, de una u otra forma nos encontramos, más tarde o más temprano en ese tipo de situaciones.
Ese amigo pide un favor para brindarle a su vástago una oportunidad de empleo, viaja el hijo por varios meses a la capital del estado para entrevistarse con la persona que parecía habría de brindarle la oportunidad, luego de esos meses, la respuesta es negativa, siente el amigo la impotencia de recibir un mal pago a una petición personal, de ahí que le dije la anécdota que años atrás sostuvimos con el hoy gobernador, al mismo tiempo le hice ver que la ruleta sigue girando, que mañana o pasado habrá de tenerla la oportunidad de brindar nuevamente favores a quien hoy desconoce el lema de la reciprocidad, y con toda seguridad, cuando ese momento llegue habrá de haber dado por olvidado la afrenta recibida, afortunadamente la mayoría de quienes nos dedicamos a ésta noble tarea de la información somos, hasta cierto punto, algo quijotescos, siempre estamos prestos a tenderle la mano a quien nos solicita un favor, de ahí que muy fácil es el olvidar las afrentas y responder con atenciones a quienes, en su momento olvidaron el sentido de la reciprocidad, de manera que, adelante y olvidemos el pasado.
Y esperando el que nuestro amigo sepa absorber de la mejor manera posible la situación actual, usted no olvide que nuestros correos siguen estando a sus apreciables órdenes: loyocruceropolitico@yahoo.com.mx y loyocrucero@hotmail.com
Por José Luis Loyo Ochoa
Veracruz, Ver. MX. Columnas Atrás expusimos a ustedes una anécdota que nos ocurrió hace ya algunos años, cuando el hoy señor gobernador fungía en un puesto relevante en Bucarely #99, o sea en la Secretaría de Gobernación, aquella ocasión coincidimos en el céntrico café punto de reunión política porteña, ya algunas personas nos habían pedido a manera de favor el que les ayudáramos para resolver una problema que tenía ingerencia con esa secretaría, de ahí que nos acercamos al amigo Fidel para solicitar en aras de dar ayuda a esa gente. Y bien, las palabras de aquel entonces de nuestro amigo Fidel fueron en el sentido de que siempre pedíamos para otros, aduciéndonos que cuando habríamos de pedir un favor en lo personal, o sea para éste servidor.
La respuesta que le dimos al amigo fue; Fidel, el día que yo tenga necesidad de pedir un favor para mi, júralo que no habrá quien me lo haga (palabras más, palabras menos), los tiempos nos dan la razón, es más sencillo el pedir cobija para tapar a otros que el pedirla para taparnos nosotros mismos, es una ley inquebrantable de nuestra naturaleza humana, incluso cuando al servir lo hacemos a quienes no saben lo que significa corresponder los favores se pierden cual si fuera una obligación de quien los hace hacia quien los recibe..
Los argumentos para evadir el proporcionar la ayuda pedida son muchos, y sin dudar los mismos tienen la validez que les da quien los expone, la ruleta o rueda de la fortuna que nos jugamos cuando estamos en el quehacer político nos hace ser parte del mismo juego y, queramos o no, nos enfrentamos a los dilemas que conlleva el verse obligados a pedir por alguna necesidad propia y no para extraños, cuando de extraños se trata la negativa es absorbida sin el mismo sentimiento de desprecio que cuando se trata de nosotros.
Todo ello viene a colación y repetición porque nos encontramos con un colega que nos dijo cuan desilusionado estaba con el sistema político, nuestra respuesta fue la parábola que hoy exponemos a manera de pensamiento del día, y así se lo hicimos saber al amigo en cuestión, así mismo le expresamos que ese tipo de situaciones son recurrentes entre la grey política, que no debe de extrañarle encontrarse en ese tipo de situaciones, cuando el político solicita de una pluma un favor, lo hace en la creencia que es una obligación, y cuando la necesidad es a la inversa se vuelve para el político un lastre, una molestia que le obliga ha rechazar cual si fuera un mosquito impertinente.
Afortunadamente para quienes vivimos en y de los medios de comunicación, cuando las tintas se acaban se renuevan y listo, seguimos escribiendo o hablando, en cambio para el político, cuando su ciclo termina empieza su viacrucis, de tal forma que, fingiendo sufrir amnesia habrá de volver a solicitarle nuevamente el favor a aquel que ayer, luego de ser atendido por él, le brindó como pago el desprecio y el desaire, son historias repetitivas a las que nadie de los que estamos en éstos medios escapamos, todos, de una u otra forma nos encontramos, más tarde o más temprano en ese tipo de situaciones.
Ese amigo pide un favor para brindarle a su vástago una oportunidad de empleo, viaja el hijo por varios meses a la capital del estado para entrevistarse con la persona que parecía habría de brindarle la oportunidad, luego de esos meses, la respuesta es negativa, siente el amigo la impotencia de recibir un mal pago a una petición personal, de ahí que le dije la anécdota que años atrás sostuvimos con el hoy gobernador, al mismo tiempo le hice ver que la ruleta sigue girando, que mañana o pasado habrá de tenerla la oportunidad de brindar nuevamente favores a quien hoy desconoce el lema de la reciprocidad, y con toda seguridad, cuando ese momento llegue habrá de haber dado por olvidado la afrenta recibida, afortunadamente la mayoría de quienes nos dedicamos a ésta noble tarea de la información somos, hasta cierto punto, algo quijotescos, siempre estamos prestos a tenderle la mano a quien nos solicita un favor, de ahí que muy fácil es el olvidar las afrentas y responder con atenciones a quienes, en su momento olvidaron el sentido de la reciprocidad, de manera que, adelante y olvidemos el pasado.
Y esperando el que nuestro amigo sepa absorber de la mejor manera posible la situación actual, usted no olvide que nuestros correos siguen estando a sus apreciables órdenes: loyocruceropolitico@yahoo.com.mx y loyocrucero@hotmail.com
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